miércoles, 22 de abril de 2009

sweet water - save nature save culture

This video by Pilar Viviente shows how important the message WATER IS LIFE-SAVE NATURE is. Looking for sweet water we save nature from global warming. Sweet water means life, natural resources, natural energy, electricity...
This message stimulates creativity. The images and sound of nature come from a natural environment located in a local villa in Altea-Alicante (Spain). The water system is an ancient irrigation technique used by farmers in the Valencia region for hundreds of years since the middle ages: a small channel of water going through the land, which is a very ecologic system which is in process of disappearing.
Film shown at Live Earth 2007 .

jueves, 9 de abril de 2009

A lo largo de los ochenta, y en una inquietud sensible a las exploraciones que marcaron el tono esencial de la década, Pilar Viviente orientó su trabajo hacia una gama de propuestas objetuales de invención muy diversa. El proceso de reflexión que seguiría, ya en el curso de la presente década, a aquella primera fase de compulsiva atracción por las modas dominantes, se caracterizará por un reencuentro con el tejido elemental del medio pictórico que, en su caso, como en el de tantos otros, suponía para Viviente la recuperación del horizonte germinal que había nutrido su etapa de formación y el inicio del vuelo en pos de la vertebración de una identidad artística efectiva.

Reencuentro, sin embargo, que no anula la memoria sedimentada por la conciencia experimental moldeada durante la pasada década, dado que ésta, por el contrario, destilada hoy en una aleación más íntima, deja sentir su huella por medio de la muy flexible distorsión conceptual que la artista desliza en su estrategia de aplicación de materiales, soportes y recursos expresivos.

Hay además un secreto flujo vertebral que garantiza un nexo subterráneo de identidad entre ambos períodos. Me refiero al interés particular que Pilar Viviente ha demostrado hacia el referente extremo oriental, centrado ante todo, más que en sus estereotipos formales o sus técnicas específicas, en el trasfondo espiritual de sus comportamientos estéticos. Ello hace que, cuando aflora en su trabajo la sombra de ese modelo, rara vez sea a través de citas explícitas, o al menos, como es el caso del conjunto de obras reunidas en esta muestra, que éstas tengan una aplicación manifiestamente excéntrica.

Dos ciclos básicos, de planteamiento y formato claramente diferenciados, reflejan en esta exposición el trabajo realizado por Pilar Viviente. Si se quiere, ambos enlazan de distinto modo con la estirpe del paisaje, entendiendo por tal, en su sentido en verdad más extenso, aquel género que centra su mirada en el espectáculo de lo natural. Un género, por otro lado, que en el curso del último siglo, propiciará un viaje de ida y vuelta al ideal contemporáneo de la abstracción: de ida, con esa temprana deriva de raíz mística que persigue, tras la disolución de las apariencias, las más íntima sustancia espiritual del cosmos; de vuelta, emancipada ya de la militancia a favor de la especificidad sintáctica de la pintura, cuando busca recuperar el aroma intuido en esa percepción emotiva del entorno.

Algo de esa vía de retorno hay también en estas pinturas últimas de Viviente. Mas no a la manera del impresionismo sinestésico tan habitual entre los líricos de la abstracción más reciente. Dos son, en todo caso, las opciones elegidas por los ciclos mencionados. En aquél en el que la artista emplea formatos cuadrados, la distancia frente a toda mimesis escénica del paisaje se hace, en cierto modo, más radical, por cuanto adopta una vía elíptica en la que son las modulaciones del magma energético de la materia de color las que generan, lejos de cualquier evocación territorial específica, una resonancia afín a los propios ritmos e impulsos que animan el latido de lo natural.

Por su parte, la serie conformada por una cadencia de formatos verticales estilizados, establece su juego en la confluencia de dos vectores, aparentemente contrapuestos, uno de ellos orientado hacia un grado de ambivalencia extrema y otro que no duda en remitir hacia una referencia inequívocamente explícita. El primero de esos vectores parte de una técnica gestual muy particular que persigue, al modo del tópico de la pared manchada de Leonardo, una forma azarosa abierta a una lectura visionaria enteramente libre. El segundo vector alude literalmente a la estructura de los biombos y pintura de rollos de la tradición extremo oriental. Y sin embargo, como bien sabe el modelo al que Viviente nos remite, la contradición entre ambos vectores es tan sólo aparente, pues toda imagen del mundo es ilusión, atrapada apenas por un instante en la ondulante danza de la neblina que la disuelve en el vacío y el silencio.

Fernando Huici
"Pilar Viviente. Resonancia de lo Natural."
Catálogo de la exposición In natura.
CAI Luzán. Del 31 de Enero al 7 de Marzo de 2002 .

aromas vegetales





















ritmos







paisajes del silencio